
En plena crisis financiera, los gobiernos de todo el mundo han comprometido millones de euros. Un dinero que no tienen y que tampoco esperan tener a tenor de la ausencia de noticias sobre incrementos impositivos.
La resolución de la actual crisis parece basarse en incrementar los niveles de deuda pública. Es como si se tratara de una piedra filosofal que permite captar recursos cuando las empresas y los ciudadanos tienen dificultades para lograr financiación.
¿Pero siempre podrá un país lograr recursos mediante el endeudamiento? La deuda pública tiene un nivel de riesgo inferior al de los agentes privados pero que depende de la situación del país. En los últimos años la deuda pública norteamericana y de la mayoría de países desarrollados se considera libre de riesgos. Eso no impide que se produzcan impagos de deuda pública como ocurrió con la deuda de Argentina durante su crisis a principios de la presente década.
El crecimiento de la deuda pública ha sido de tales proporciones que incluso el famoso reloj neoyorkino que marca el importe adeudado por el gobierno norteamericano se quedó sin dígitos suficientes. Los niveles de la deuda como porcentaje del PIB sí han sido más estable en los Estados Unidos manteniéndose alrededor del 60% en las últimas tres décadas. En otros países ese dato es muy superior. Así Japón tiene una deuda pública que supone el 195% de su PIB, Italia el 104%, Grecia el 89% o Bélgica el 85%.
El problema se acrecienta cuando los gobiernos no tienen en cuenta a la hora de cuantificar su deuda los compromisos de pago adquiridos, algo que sí se realiza en la contabilidad de las empresas privadas.
Por eso cuando se dice que los emigrantes presentes en España permiten que la Seguridad Social disfrute de superávit al ser mayor el importe aportado por los cotizantes que lo percibido por los pensionistas, no se tiene en cuenta que esos nuevos cotizantes suponen unos mayores compromisos de pago de futuras pensiones. De tenerlo en cuenta no existiría dicho superávit. Esta deuda latente y oculta puede agravar aún más la situación del endeudamiento público como detallaron recientemente Tyler Cowen o Manuel Conthe.
¿Existe algún límite al endeudamiento público? ¿Puede seguir creciendo indefinidamente? ¿Qué proporción puede llegar a representar del PIB de un país? ¿Estarán dispuestos nuestros nietos a pagar nuestras facturas?
Actualización: Otro par de ejemplos: el caso del perenne déficit de la tarifa eléctrica a costa del presupuesto público y un video de ASI Blog sobre la deuda real del Reino Unido.
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