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Clikair: el triunfo del ‘clik más brick’

El nombre de la empresa participada por Iberia que se especializará en los vuelos baratos pone de nuevo de actualidad el debate que se produjo antes del estallido de la burbuja tecnológica. En aquella época los inversores debían decantarse entre los ‘clicks’, las nuevas empresas que aparecían al rebufo de internet, y los ‘bricks’, aquellas empresas presentes en sectores tradicionales.

Los denominados ‘bricks’, palabra inglesa para el ladrillo, basaban su fortaleza en los activos. Por el contrario las empresas tecnológicas tenían su punto fuerte en una idea surgida de un emprendedor y plasmada en la red, pero que no podía cuantificarse en los estados contables. En la mayoría de ocasiones los proyectos habían comenzado con escasas inversiones y acumulaban continuas pérdidas. Esta situación planteaba enormes dificultades a los analistas para valorar este tipo de empresas. Se llegó al extremo de valorarlas según el número de visitas que tuviesen, al considerar que los ingresos llegarían a continuación. Todo eso condujo a la compraventa de empresas por precios desorbitados como el caso de American Online por parte de Time Warner o Patagon por parte del Banco Santander.

Los clicks vuelven a la actualidad porque son una parte relevante del actual negocio aéreo. Han aparecido nuevas compañías aéreas que han bajado sus precios para entrar en un mercado copado por grandes empresas. Bajos precios necesitan bajos costes. Como antes hicieron los establecimientos de comida rápida o los supermercados, las aerolíneas descubrieron que los clientes estaban dispuestos a realizar por si mismo parte del servicio a cambio de un menor precio. Así los usuarios se acostumbraron a adquirir los billetes directamente por internet en vez de acudir a una agencia de viajes. De la misma manera que anteriormente se habían acostumbrado a acudir a la barra del McDonald’s y recoger los restos después de comer o ir estantería a estantería recogiendo los productos que necesita a través de un carro en el Carrefour.

Internet ha sido efectivamente una revolución pero no ha hecho variar lo básico de un negocio: ofrecer al cliente lo que verdaderamente valora al menor precio posible. La experiencia ha mostrado que los usuarios lo que verdaderamente valoran es el avión como medio de transporte. El mayor conocimiento de los clientes hace que determinadas funciones pasen a ser innecesarias, con el ahorro de costes que trae consigo, como los escribanos que ya no son contratados cuando se precisa mandar un mensaje. Internet obliga a todos los sectores a replantear su modelo. Ya no se trata de elegir entre clicks y bricks sino adaptar las empresas a la nueva realidad aprovechando las nuevas oportunidades que la red ofrece en todos los sectores.

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