“Ajuste de cuentas” es un programa de Cuatro presentado por Vicens Castellano en el que en un formato de reality se puede ver como diversas familias muestran su incapacidad para ver la realidad y enfrentarse a la trampa que supone el endeudamiento. Los consejos que da el programa son sencillos: ganar más y gastar menos. La dificultad reside que en la mayoría de casos la gente prefiere primero gastar más. Por eso recurren a la deuda, gastar ahora, lo que les obliga a trabajar más después pagarla.
Se puede pensar que las familias que acuden a ese programa son casos aislados fruto del desconocimiento o inexperiencia. Pero esa es también la historia de Sacyr, la empresa de Luis Rivero, que cuando ya estaba muy endeuda compró nada más ni menos que el 20% de Repsol con un fuerte apalancamiento. Una inversión sin ninguna relación su actividad ordinaria y que hizo que su endeudamiento fuera desorbitado. El descenso de la actividad constructora se ve ahora agravada por la caída de la cotización de la petrolera y la enorme deuda que está llevando al borde del precipicio a Sacyr,
Algo que ocurre frecuentemente con las familias que acuden a “Ajuste de cuentas” es que a pesar de la difícil situación en la que se encuentran fruto de su mala gestión pasada, son incapaces de reconocer sus errores y proclaman que volverían actuar de la misma manera. Pero tampoco eso es exclusivo de estas familias. Bruno Figueras, presidente de Habitat, empresa que ha presentado recientemente concurso, ha declarado que volvería a comprar la división inmobiliaria de Ferrovial con la enorme deuda que le supuso asumir. Se tiene que ver con preocupación que personas teóricamente capacitadas para gestionar grandes empresas no hayan aprendido de los errores cometidos.
Pero no sólo las familias y las empresas son responsables de la situación por las que pasa nuestra economía. No son menos responsables los bancos y cajas que concedieron esas operaciones a pesar de ser en su mayoría inviables y en todos los casos de un riesgo elevadísimo que ninguna entidad cauta debería haber asumido. Y de haber incurrido en casos de irresponsabilidad manifiesta como destapó el antisistema que logró préstamos por importe de 492.000€, a pesar de no tener ninguna propiedad ni ningún aval, que terminaron en impago. Por todo ello no es de extrañar la desconfianza de los depositantes en la política de concesión de riesgos de las entidades bancarias.
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