Hay una anécdota que cuenta que estaban paseando dos economistas por la calle y se encuentran un billete de 50€. Cuando uno se agacha a recogerlo, el mayor le dice que ese billete no puede ser autentico porque de lo contrario alguien ya lo habría recogido. Un ejemplo de la imposibilidad de los beneficios extraordinarios en competencia perfecta.
Hay una anécdota que cuenta que estaban paseando dos economistas por la calle y se encuentran un billete de 50€. Cuando uno se agacha a recogerlo, el mayor le dice que ese billete no puede ser autentico porque de lo contrario alguien ya lo habría recogido. Un ejemplo de la imposibilidad de los beneficios extraordinarios en competencia perfecta.
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